domingo, 29 de mayo de 2011

Habla mi alma.

Y las palabras de desvanecían en nuestro silencio
que nos decía mucho más  . . .
No necesitábamos ya llorar
porque nuestras lagrimas se unían convirtiéndose en sonrisas.
Y nuestra alma se purificaba...
y nuestro interior se embellecía aún más con la llegada del alba.
Juntos somos uno
Y en uno existimos los dos.
Ya no teníamos que esperar,
podíamos empezar a tatuar nuestra historia en la eternidad.



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