Si no logras ver más que lluvia, deténte. Abre
bien tu mirada, busca entre las líneas de luz que se dejan ver entre
las gotas, aunque sea de noche. En ellas encontrarás una razón por la
cual seguir. Mira más allá. Haz el esfuerzo, tú puedes. Siéntate,
observa bien, respira, deja que tus sueños crezcan y observa. Si,
exacto. Ahí, más adelante esta el sol... no te rindas.
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